Sin lugar a dudas estamos en una época histórica definida por el poder que, en gran medida, les otorgó la revolución digital a los consumidores gracias a la democratización de la información y la facilidad de interacción con las marcas en tiempo real. No obstante, en Colombia son pocas las personas que realmente conocen sus derechos como consumidores.
Las marcas tienen claro hoy que cualquier tipo de consumidor, sin importar a qué grupo demográfico pertenezca o cuáles sean sus características de identidad, es valioso, merece su atención y tiene el poder de influenciar otros consumidores para beneficio o riesgo de las mismas marcas.